Juan José Garrido Zaragozá, Catedrático Emérito de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia, fue el encargado de la cuarta sesión del Curso de Formación Permanente 2017. Su presentación llevaba el título de La necesaria inculturación de la fe en nuestro mundo. Semejanzas y diferencias con la obra de los Santos Padres.
Garrido distribuyó su exposición en cinco partes. En primer lugar, planteó en su introducción la “preocupación eclesial por la evangelización en nuestro mundo occidental”. En definitiva, planteó la cuestión de “qué actitudes serían las correctas para llevar a cabo la evangelización”. En este sentido, su charla pretendía “mirar lo que pasó en los primeros siglos” porque “nos puede ayudar, no puede dar pistas que se pueden aplicar ahora”.
Según el profesor Garrido, “en los momentos de dificultad la Iglesia siempre ha vuelto a las fuentes y eso ha dado sus frutos”. Ver cómo lo hicieron los Santos Padres, “aunque nada es repetible”, nos puede inspirar “en lo esencial”.
En segundo lugar, la presentación planteó como “necesaria” la inculturación de la fe porque la salvación es un camino que se debe mostrar “a todos los seres humanos”. “El Evangelio”, argumenta Juan José Garrido, “como tiene que ser anunciado a todos los pueblos, tiene que ser al mismo tiempo transcultural. Su mensaje trasciende cualquier cultura concreta”. Hay que dejar claro que “el Evangelio no es cultura”, pero “el carácter universal de la fe cristiana implica la inculturación”.
San Pablo fue el primero en darse cuenta y se erigió como el apóstol de los gentiles. “Nos hizo evidente que el anuncio del evangelio llegaba a todos”. Pero tuvo que dar respuesta a una pregunta básica: ¿cómo podía llevar a cabo la predicación entre los gentiles, a los hombres con una cultura diferente? Para Garrido “el cristianismo se enfrentó a una cultura espléndida pero extraña, la grecorromana”, y tuvo que descubrir en ella algo que sirviera para predisponer al auditorio al mensaje cristiano. Los primeros cristianos buscaron los interrogantes, los anhelos, a los que podía dar respuesta el Evangelio. Y “esa tarea exigió fe, inteligencia y coraje. No estuvo exenta de riesgos y fue muy lenta” pero “no había otro camino”, dice el profesor.
La tercera parte del análisis situó la búsqueda “de un terreno común” con aquella cultura grecorromana. “Había que buscar un punto de encuentro”, afirma Garrido. Pablo, en su discurso en Atenas no plantea “una ruptura total” con la cultura pagana. Pablo vincula el mensaje cristiano con lo que piensa el auditorio y, por ejemplo, “detrás de la multitud de altares y dioses, Pablo les dice que lo que ve es que son hombres religiosos”. Pablo “expone la doctrina valiéndose de las mimas categorías de sus oyentes” pero al mismo tiempo “nunca oculta la profunda novedad de lo que les tiene que proponer”. En definitiva, plantea un modelo de acercamiento, de «conectar sin desvirtuar el verdadero mensaje cristiano”.
Por la misma senda camina el prólogo del Evangelio de San Juan. Toda la cultura griega está impregnada del concepto del logos. Lo que hace Juan es “conectar” el logos cristiano, el logos eterno y encarnado, con ese logos griego.
Los Santos Padres añaden que los cristianos deben “integrar en una verdad superior” lo que aportaba el mundo clásico, el mundo pagano. La verdad parcial del mundo pagano no tiene porqué desecharse completamente. “La mayoría de los Padres de la Iglesia”, comenta Juan José Garrido, “llevaron a cabo un inmenso trabajo de evangelización. Fue un proceso lento, plagado de serias dificultades pero culminó con la creación de una paideia cristiana alternativa a la paideia clásica”.
Todo esto nos enseña algo: “debemos buscar un punto de encuentro con el mundo cultural en el que nos encontramos actualmente. En nuestro mundo también hay verdades parciales que debemos encontrar y discernir”. El gran problema, en este sentido, es que “ahora hay paganos y gentiles postcristianos y esto complica la cuestión”. Pese a todo, Garrido piensa que “podemos aprovechar la mucha semilla cristiana repartida entre nuestros contemporáneos”. Y tener muy presente una afirmación: ”La nueva evangelización debe ir acompañada siempre de la mediación del pensamiento”.
El cuarto punto de la conferencia planteó el hecho de la evangelización como propuesta de la verdad cristiana. Volvemos a la “actitud, al talante” con el que se anunciaba el Evangelio al mundo clásico por si nos puede orientar en la actualidad. Desde la opinión del profesor Garrido “la actitud fundamental fue propositiva: propusieron la verdad cristiana a la inteligencia del hombre para que la comprendiera, pero también la propusieron al corazón del hombre para que amara a esa verdad”. Y esta actitud propositiva “es contraria a la impositiva”. Eso lo tuvieron claro los Padres de la Iglesia.
Se podría decir que “hay que evangelizar evangélicamente y no vale otro procedimiento”. Hoy vivimos en una sociedad en la que todos somos negativos a las imposiciones, por lo que resulta imposible repetir una evangelización impositiva. Garrido plantea que hay que “tener un pensamiento de propuesta y no de respuesta”. Ese tipo de planteamiento propositivo “es más idóneo para presentar la doctrina en toda su riqueza”. Y es el mismo planteamiento que predomina en las obras de los Padres.
Por ello “la fe cristiana hoy debe ser expuesta en positivo y en su totalidad. Contar todo su esplendor para hacer ver que ser cristiano es la forma más excelente de ser humano”. “Hay que dejar trabajar a la verdad”, afirma el catedrático emérito.
Finalmente, Juan José Garrido considera que buscar ese terreno común con la cultura actual sólo es posible sobre la base de «un todo vital alto”. Para explicarlo, recurre a una frase del Siglo II de un cristiano anónimo: ”Los cristianos son el alma del mundo”. El alma da vida, confiere armonía, espiritualiza al cuerpo, es invisible a los sentidos pero es esencial para el cuerpo…como los cristianos lo son para el mundo. “El mundo dejaría de ser mundo sin los cristianos, como el cuerpo dejaría de ser cuerpo sin el alma”, dice. Esta afirmación tiene su origen en la conciencia de que “el don de la fe nos ha convertido a los cristianos en el alma del mundo”.
“Vamos camino de convertirnos en una pequeña grey en un mundo que hace lo posible por silenciar todas las preguntas sobre lo trascendente”, concluye Garrido. Y además existe una diferencia importante respecto a lo que les tocó vivir a los Santos Padres. “Ellos experimentaron que la pequeña grey crecía a pesar de los sufrimientos. Nosotros, que lo hemos sido casi todo, vemos por contra que pasamos de una sociedad mayoritariamente cristiana a una comunidad cada vez más pequeña”. Eso nos preocupa enormemente, pero para el profesor Garrido hay que “cambiar la perspectiva”. No hay que mirar esto solo desde el punto de vista sociológico, sino también desde el punto de vista de la fe. Actualmente “se desmorona cierto tipo de cristiandad y con ella caen muchas cosas», pero «desde la fe» debemos pensar que «tenemos que convertirnos en los primeros cristianos de una nueva cristiandad que vendrá, porque el Evangelio es para siempre”.
Con esta cuarta ponencia del programa se alcanza la primera parte del Curso de Formación Pensar la Evangelización. En esta primera parte se han abordado diversos aspectos teóricos, como la reflexión sobre el ser humano y la sociedad a quienes hemos de evangelizar, la dimensión evangelizadora de la institución eclesial o la inculturación de la fe en el momento actual.
El miércoles 8 de febrero, la quinta sesión hará de puente entre las dos partes del curso. Nos fijaremos en la figura de Carlos de Foucauld en el centenario de su muerte, preguntándonos qué puede aportar a nuestra misión evangelizadora. La ponencia será ofrecida por el Vicario Episcopal para la Acción Pastoral y el Clero de la Diócesis de Almería, Manuel Pozo.
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