El Seminario Integración, diálogo y encuentro ha celebrado su primera sesión este miércoles en la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia. Organizado conjuntamente entre la Cátedra abierta Scholas Ocurrentes de la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir y la propia Facultad de Teología, la jornada se ha dividido en dos partes.
En primer lugar, la Directora de la Cátedra, Yolanda Ruiz, ha presentado lo que supone Scholas Occurrentes desde su nacimiento y ha explicado los objetivos principales de un proyecto que se sustenta en la “cultura del encuentro”. Después de la presentación, el Catedrático Emérito Juan José Garrido, ha ofrecido una interesante ponencia bajo el título El multiculturalismo en la sociedad actual. El profesor de la Facultad de Teología Gonzalo Albero ha sido el encargado de presentar a los dos ponentes. Albero es el responsable de la organización del Seminario por parte de nuestra institución académica.
Yolanda Ruiz explicó que la Cátedra abierta Scholas Occurrentes UCV nació el pasado 16 de abril de 2016 tras la firma de un convenio con la Entidad de Derecho Pontificio Scholas Occurrentes creada por el Papa Francisco. Scholas Ocurrentes está presente actualmente en 190 países de los 5 continentes y conecta más de 445.000 escuelas y redes educativas públicas y privadas. Recordó Ruiz que tienen su origen en la Ciudad de Buenos Aires en 2001 cuando Jorge Bergoglio era Arzobispo. Tras convertirse en el Papa Francisco “el proyecto adquiere una envergadura internacional” pero conserva la idea de “integrar estudiantes de todas las realidades y procedencias, todo ello arropado por el principio del bien común”. “Busca especialmente tender puentes, ver aquello que nos une”, comenta Yolanda Ruiz.
En definitiva, “Scholas propicia una Pedagogía del Encuentro que abre las puertas a una educación diferente. Una educación preparada para fomentar la integración social y la cultura del encuentro a partir del trabajo por la paz, el respeto a la diversidad, la cooperación, la participación responsable, la honestidad y la conciencia ambiental”.
La Directora quiso insistir que didácticamente la Cátedra “tiene como componentes las personas, el método o estrategia y la realidad del contexto”. Además, “necesita contenidos realistas y actuales” que propongan “métodos y estrategias variadas, centradas en la experiencia y en la realidad”, aunque siempre se centrará en la persona y el respeto a la heterogeneidad. La Cátedra nos propone “un cambio actitudinal que implica una manera diferente de enfrentarse a la realidad”.
En menos de un año, la Cátedra abierta Scholas Occurrentes UCV ha puesto en marcha acciones de formación tanto a nivel nacional como internacional. En el primer caso encontramos el propio Seminario sobre Integración, diálogo y encuentro o el I Congreso Internacional Scholas Occurrentes, “importante porque es el primer congreso que organiza una Cátedra” y además porque contará con la presencia de personas como José María del Corral, presidente de Scholas Occurrentes. A nivel internacional, la Cátedra organiza en Paraguay el curso El Aprendizaje-Servicio como metodología docente universitaria para una educación integral.
Igualmente, en su corta trayectoria también se ha puesto al frente de multitud de proyectos y colaboraciones con diferentes instituciones o colegios: Cáritas, Colegios Diocesanos, Escuelas Católicas, Fundación Secretariado Gitano, Centro Arrupe SJM, Proyecto Hombre… Y en todos estos proyectos realizan una tarea fundamental de investigación y evaluación de los mismos “para ratificar que lo que se está haciendo tiene consecuencias positivas”.
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JUAN JOSÉ GARRIDO: El multiculturalismo en la sociedad actual
El Catedrático Juan José Garrido fue el encargado de la segunda parte del Seminario. Garrido comentó que “lo que se me ha pedido es que hable del multiculturalismo y de los problemas que plantea”. En este sentido propuso “una reflexión incidiendo en el hecho de que a partir de la sociedad plural está surgiendo una sociedad multiculturalista”. También planteó “los problemas que supone para la sociedad pluralista la aparición del multiculturalismo y cómo se está gestionando todo eso políticamente”, a juicio del Catedrático, de una manera errónea.
Partió el profesor de que “nuestro mundo es un mundo plural, pero esa diversidad o pluralidad ha estado enmarcada por unos valores grecorromanos y judeocristianos compartidos”. Dichos valores nos hacen compartir “una amplia visión del mundo”. No obstante, “en los últimos decenios se ha cuestionado este patrimonio común. Parece que hoy en día occidente es débil, tiene muy poca fe en sí mismo, en esos mismos valores que compartíamos. En ese trasfondo aparece el pluralismo multiculturalista”, dice Garrido.
La nueva situación trata de “cómo se puede articular políticamente el hecho nuevo que la inmigración ha originado”. Para la inmigración actual “no vale sin más la asimilación” como ocurría en los movimientos migratorios de siglos pasados. Anteriormente “los grupos de inmigrantes aspiraban a ser asimilados por la sociedad que los acogía. Por ello, todos asumían la ideología dominante en la sociedad a la que llegaban. La identidad de origen quedaba relegada a la familia”. Ahora eso ha cambiado.
El romanticismo nos hizo ver que “el individuo es inseparable de sus tradiciones, de su lengua, o de su historia. El ser humano es un ser contextualizado. El hombre posee dignidad y también originalidad”. Por tanto, “la cultura es algo que constituye al sujeto en su identidad y esa identidad merece ser respetada. Se pasa del concepto de dignidad al concepto de reconocimiento”, afirma Garrido.
Este reconocimiento del individuo da paso a un reconocimiento de las naciones, y de sus culturas, en el mismo sentido. “La naciones empiezan a reivindicar su identidad, su cultura, y esa cultura o tradición merece también respeto y no debe ser juzgada”, comenta el profesor. El romanticismo incluyó el sentido histórico: “cada hombre y cada pueblo es, en el ámbito de su historia. Todo lo humano es histórico. Por eso la asimilación no tiene sentido. Los pueblos tienen una identidad que debe ser reconocida y respetada”.
A partir de aquí se desarrolla el pensamiento multiculturalista que dice que “todas las culturas tienen, en principio, igual valor. Y a todas se les debe igual respeto o reconocimiento. El reconocimiento es esencial para la forja de la propia identidad”. Garrido citó, a partir de esta hipótesis, a Charles Taylor quien realiza un planteamiento muy crítico con este planteamiento multiculturalista.
Por otro lado, ¿cómo se articula todo en la política actual? Garrido habla de dos soluciones:
1. La solución de los liberales clásicos. “El estado no hace suya una determinada cultura, ni siquiera la mayoritaria”, comenta. Se pone en el centro los derechos fundamentales de las personas y el estado liberal se define pluralista. Sólo existe la ciudadanía del individuo, por lo que la principal crítica que se puede hacer a este planteamiento es que “desconoce el papel fundamental de la cultura en la personalidad de los hombres”. Además, “también se podría afirmar que la pretendida neutralidad del estado es falsa puesto que la carta magna en la que basa sus derechos procede de la propia cultura predominante”. Esta solución también podría provocar que “las culturas minoritarias acaben perdiéndose”.
2. La segunda solución propone un nuevo modelo de estado liberal. En dicho modelo “el estado promovería una o varias maneras de ver el mundo. Es la política de la discriminación positiva”. Otorga derechos a los grupos para proteger su supervivencia así que “se establecería una ciudadanía diferenciada”. Este pensamiento, de forma radical, se podría extender a las comunidades étnicas que están dentro de los estados como consecuencia de la inmigración. De hecho, en algunos países estas minorías étnicas ya exigen que la enseñanza pública asuma su currículum, piden ser excluídos de ciertas obligaciones estatales, reclaman ayudas económicas para mantener al grupo… Se trata de “la política del reconocimiento multicultural”, explica el catedrático.
En este sentido “¿es factible o deseable una política del reconocimiento?”. Para Garrido “aquí nace una polémica” y para autores como Giovanni Sartori “el multiculturalismo es un proyecto que sirve para mantener la desigualdad. El multiculturalismo puede conducir a la tribalización de la sociedad”.
Por todo ello, Juan José Garrido planteó unos criterios que, a su juicio, nos pueden ayudar a movernos en medio de esta polémica.
En primer lugar, el profesor asume que “las culturas confieren identidad y el respeto a la dignidad del ser humano supone respetar lo que constituye su identidad. El hombre real es siempre un hombre inmerso en su cultura”.
En segundo lugar, “los derechos fundamentales son una categoría superior. Toda cultura posee su valor, pero esto no supone sostener que toda cultura posee igual valor”. Para Garrido, “la cultura debe expresar y potenciar la humanidad del ser humano y el valor de la cultura está en función de la promoción del ser humano”. Esto implica que “no se puede apoyar o favorecer los detalles culturales que atenten contra los derechos del hombre”.
La ponencia constató que “todo esto está ocurriendo cuando Europa no valora su patrimonio cultural”. Para el profesor Garrido occidente “ha perdido la fe en el valor de la verdad de su cultura. Se ha instalado en el relativismo de todos los valores y con ello ha erosionado sus propios valores”. Desgraciadamente nuestra sociedad occidental “muchas veces confunde la tolerancia con el relativismo”.
Finalmente, Juan José Garrido quiso dejar claro que “como cristianos debemos estar abiertos a todos los hombres en sus culturas, pero hay que ser también conscientes de la problemática que supone un multiculturalismo radical”.
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