El Curso de Formación Permanente que organiza la Facultad de Teología San Vicente Ferrer comenzó este año con el objetivo de ofrecer una ayuda a la evangelización actual en un contexto del Sínodo Diocesano que se está desarrollando en la Archidiócesis de Valencia.
La bienvenida y presentación a esta nueva edición corrió a cargo del vicedecano de la Facultad, Santiago Pons. Se han programado un total de cuatro ponencias que quieren reflexionar sobre las dimensiones eclesiológica, histórica, pastoral y teológica del Sínodo.
La primera conferencia trató la cuestión de la Sinodalidad en la Iglesia actual. El ponente fue el profesor de Eclesiología en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Comillas Santiago Madrigal Terrazas SJ. Presentó al ponente el secretario general de la Facultad de Teología de Valencia, Mariano Ruiz.
Quiso el profesor Madrigal comenzar su ponencia dando la vuelta el título de la misma. Se puede hablar tanto de la sinodalidad en la Iglesia actual como de la “actualidad de la sinodalidad en la Iglesia”.
Aprovechó Santiago Madrigal sus primeras palabras para realizar un apunte canónico respecto a la importancia y sentido que tiene un sínodo diocesano, como el que se ha puesto en marcha en nuestra Archidiócesis. “El sínodo diocesano es la primera institución sinodal de una iglesia local”. El Código de Derecho Canónico de 1983 “lo sitúa en el primer lugar de la organización de la iglesia local, antes de la curia diocesana, antes del consejo presbiteral y de otras instituciones”.
A partir de este momento, se centró el ponente en destacar el gran impulso que el Papa Francisco ha dado la sinodalidad desde el inicio de su pontificado. Ya en una entrevista de 2013 afirmaba: «Una imagen de Iglesia que me complace es la de pueblo santo, fiel a Dios. Es la definición que uso a menudo y, por otra parte, es la de la Lumen gentium en su número 12. La pertenencia a un pueblo tiene un fuerte valor teológico: Dios, en la historia de la salvación, ha salvado a un pueblo. No existe identidad plena sin pertenencia a un pueblo» […] «El pueblo es sujeto. Y la Iglesia es el pueblo de Dios en camino a través de la historia, con gozos y dolores. Sentir con la Iglesia, por tanto, para mí quiere decir estar en este pueblo. Y el conjunto de los fieles es infalible cuando cree, y manifiesta esta infalibilidad suya al creer, mediante el sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo que camina. Esta es mi manera de entender el sentir con la Iglesia de que habla s. Ignacio».
En este sentido, Santiago Madrigal considera, por tanto, que se puede considerar como una premisa esencial hablar de la “vocación sinodal del pueblo de Dios”.
Refuerza este interés de Francisco por el tema una reciente Carta al Pueblo de Dios que camina en Alemania (29 de junio de 2019): «El Concilio Vaticano II marcó un importante paso en la toma de conciencia que la Iglesia tiene tanto de sí misma como de su misión en el mundo contemporáneo. Este camino iniciado hace más de cincuenta años nos sigue estimulando en su recepción y desarrollo y todavía no llegó a su fin, sobre todo, con relación a la sinodalidad llamada a operarse en los distintos niveles de la vida eclesial (parroquia, diócesis, en el orden nacional, en la Iglesia universal, como en las diversas congregaciones y comunidades)».
Puesto que la Iglesia es un pueblo que peregrina hacia Dios, Madrigal pasó a explicar la importancia que tiene la sinodalidad en el proyecto misionero y de reforma eclesial de Francisco. Destacó aquí la necesidad del “caminar juntos”, lo que supone que “la Iglesia es constitutivamente sinodal.
Apuntó el profesor de Eclesiología de la Facultad de Teología de Comillas que la dinámica de la sinodalidad se pone a prueba para ayudar a desatar ciertos “nudos eclesiológicos”. Y el Papa Francisco está consiguiendo desatar esos nudos al insistir en la cuestión de que “una Iglesia sinodal es una Iglesia participativa y corresponsable”.
En el mismo sentido, Santiago Madrigal apunta que “la Iglesia sinodal es una Iglesia de la escucha y de la comunicación”. Aunque hay que tener en cuenta dos precisiones: por un lado está la consulta a todos; por el otro, hay que respetar la función propia de la autoridad en la Iglesia. Quiere esto decir que “en un proceso sinodal toda la comunidad debe estar implicada, todos oran, escuchan, analizan, dialogan, disciernen, aconsejan. Sin embargo, corresponde a los pastores formular las decisiones finales”, dice. Así, “la elaboración de la decisión es una competencia sinodal; la toma de decisión es una responsabilidad ministerial”.
La primera ponencia del Curso de Formación Permanente 2020 para sacerdotes se ofreció en directo por videoconferencia en otras dos sedes de la Diócesis: la parroquia María Madre de la Iglesia de Llíria y la parroquia de la Sagrada Familia de Gandia. Con esta iniciativa se pretende facilitar a los presbíteros la asistencia a la formación sin tener que desplazarse hasta Valencia.
Además, se puede ver el vídeo completo, con su interesantísmo debate posterior, en el canal de Youtube de la Facultad. Aquí te lo dejamos.