En el contexto de la próxima celebración del Día Internacional de la Mujer, la revista Paraula, que publica la Archidiócesis de Valencia, ha entrevistado a Montserrat Escribano Cárcel, profesora de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia – UCV, recientemente elegida como presidenta de la Asociación de Teólogas Españolas y profesora de Religión en Secundaria.
La valenciana Montse Escribano, segunda mujer que forma parte de la Junta de la Facultad de Teología de Valencia, está especializada en Neuroteología y ha abordado en profundidad la presencia de la mujer en la Sagrada Escritura y la aportación de las mujeres en la Iglesia. Desde esa perspectiva, defiende que “la historia de la salvación no es posible entenderla sin las mujeres. La teología feminista ha buscado a todas esas mujeres -Eva, madre de todos los creyentes, y todo un conjunto de historias en las que han estado presentes y no siempre han sido de interés. Es imposible entender el Nuevo Testamento sin la figura de los patriarcas, por supuesto, pero tampoco sin las matriarcas”.
“El Evangelio comienza porque hay una mujer, María, que dice sí. Y acaba con otra mujer, que es María Magdalena que va al sepulcro. Y a la primera que se le presenta como resucitado es a ella. Tenemos, por tanto, un relato de mujeres completamente enmarcado. Tampoco podemos entender la vida de Jesús sin la presencia de las mujeres, sería un Jesús mucho más pobre”, destaca.
Para la teóloga, “no se trata solo de rescatar a estas mujeres sino de entender todo el relato desde otro punto de vista completamente distinto”. Y además, “es importante ver la historia de las mujeres bíblicas y también de las santas y de las que han estado presentes en nuestra historia diocesana como sor Isabel de Villena o las grandes abadesas. Religiosas y laicas que han construido nuestra historia y que no se han visibilizado”.
Estas mujeres “siguen teniendo muchas cosas que decirnos para el presente y, justo ahora, las necesitamos. Estamos en un momento eclesial que es tan delicado, tan importante y tan decisivo que es necesario traer todo lo que tenemos, ya que para caminar es necesario saber nuestra historia”, explica Escribano, y añade: “La Iglesia no puede prescindir de ellas, nos aportan luz y salvación, además de mucha alegría. No las podemos dejar al margen porque nos van a ayudar para el futuro, para los retos que tenemos”.
Y subraya: “La Iglesia siempre ha sido un entorno femenino, es decir, nunca ha sido un entorno puramente masculino. Quizá la parte más masculinizada ha sido la de la decisión y de la autoridad. Hoy es necesario que todos estén representados, incluidas las mujeres, en los órganos de decisión. Es tiempo de pensar esos cambios y de crear oportunidades”.
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